¿En qué Creemos?

UNO: Cree en un Dios trino, Padre, Hijo y Espíritu Santo.

DOS: Cree en Jesucristo, único salvador de la humanidad, Hijo de Dios quien no fue concebido por voluntad humana, si no que por obra del Espíritu Santo, que murió en la cruz del calvario y resucito al tercer día, ascendió al cielo y está a la diestra del Padre para interceder ante Él por los que invoquen en Espíritu y Verdad.

TRES: Cree en la autoridad de las Santas Escrituras como la Palabra inspirada de Dios, la que está constituida por los sesenta y seis libros canónicos del Antiguo y Nuevo Testamento, desde el Génesis hasta el Apocalipsis.

CUATRO: Reconoce como sacramentos: el Bautismo por Aspersión para arrepentimiento; el Bautismo de los niños para Consagración; la santa Cena instituida por el Señor y que simboliza nuestra redención y única regla de fe y práctica para el creyente.

CINCO: Cree en el Bautismo del Espíritu Santo como poder regenerador y creador de una vida nueva, acompañada de gozo y alegría.

SEIS: Cree en la resurrección de los muertos, y en la venida de Cristo a la Tierra en gloria y majestad para llevar consigo a sus redimidos.

SIETE: Cree en la segunda venida de Cristo a la tierra en forma inminente, personal y premilenial.

OCHO: Cree en la justificación por la Fe en Jesucristo, y no por las obras de la ley. Enseña y mantiene firmemente la doctrina bíblica de la justificación por la fe solamente.

Complementos a los artículos de Fe

* Existe un solo Dios Verdadero, Eterno, de infinito Poder, Sabiduría, Bondad, Hacedor y Preservador de todas la cosas, visibles e invisibles. En este único Dios, existen tres personas de una misma sustancia, de existencia eterna, iguales en santidad, justicia, sabiduría, poder y dignidad: El Padre, El Hijo y El Espíritu Santo.

* El Hijo, el cual es la Palabra del Padre, el Único y Eterno Dios, de una misma sustancia con el Padre, tomó la naturaleza del Hombre en el seno de una virgen, de modo que las dos naturalezas, la celestial y la terrenal se juntaron en una sola persona, el Cristo, Dios Verdadero hecho hombre, que sufrió, fue crucificado, muerto y sepultado para reconciliarnos con el Padre y para expiar no solo nuestras culpas, sino aquellas por la cual vino la condenación a la humanidad, el pecado original. Resucitó de la muerte con un cuerpo glorificado y ascendió al Cielo para juzgar a todos los hombres en el día final.

* El Espíritu Santo procede del Padre y el Hijo siendo de una misma sustancia, majestad y gloria con el Padre y el Hijo siendo Dios Eterno y Verdadero.

* La Biblia para nosotros es la inspiración verbal y completa de las Sagradas Escrituras, compuesta de 66 libros y dividida en dos secciones, El Antiguo y Nuevo Testamentos. La Biblia es la Palabra de Dios, la completa revelación del plan e historia de la Redención.

* La Vida Eterna con Dios en el Cielo, es una porción del premio del justo al final de los tiempos; asimismo el destierro de la presencia del Señor y el castigo eterno en el infierno, es la paga del que persevera en la maldad (Mateo 25:46; Salmos 9:17; Apocalipsis 21 :7-8).

* Luego de que Jesucristo, el Hijo de Dios viniera a hacer su obra redentora llamando a los hombres al arrepentimiento y reconciliación con Dios, estaba previsto en el plan de salvación, de que se ofrendase a sí mismo en el Sacrificio de Expiación en la Cruz del Calvario, para reafirmar el pacto eterno con su sangre preciosa. Con esto El creó un ambiente favorable para la reconciliación. Cristo es la propiciación (Romanos 3:25; 1° Juan 2:2; 4:10) por lo que el poder del pecado que nos separaba de Dios, ha sido anulado; por lo tanto el hombre puede acercarse a Dios en el nombre de Cristo. El acceso a Dios, el más sublime de todos los privilegios, ha sido comprado a gran precio, LA SANGRE DE CRISTO.

* El asimismo fue el sustituto por la pena que nosotros merecíamos. Isaías 53 dice: “Ciertamente llevó nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores. Mas El herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados, el castigo de nuestra paz fue sobre El, y por su llaga fuimos nosotros curados”.

* La obra de expiación, significó además ocultar el pecado de los hombres, a la vista de Dios, a fin de que pierda el poder que provoca su ira. El efecto de la expiación era que el pecado era borrado (Jeremías 18:23; Isaías 43:25; 44:22), quitado (Isaías 6:7), echado en la profundidad del mar (Miqueas 7:19), perdonado (Salmos 78:38). La muerte de Cristo fue una muerte expiatoria, porque quitó y deshizo el pecado (Hebreos 2:17; 9:14; 9:26-28; 10:12-14).

* Cristo nos redimió, lo que significa comprar algo de nuevo, mediante el pago de un precio. Jesús es el Redentor y su obra expiatoria se califica de Redención (Mateo 20:28; Apocalipsis 5:9; 14:3-4; Gálatas 3:13; 4:5; Tito 2:14; 1° Pedro 1:18).

* El bautismo del Espíritu Santo es obtenido por un acto de apropiación de Fe de parte del creyente consagrado a Dios y que está en búsqueda permanente de la santificación (Lucas 11:13; 24:49; Hechos 1:5-8; 2:38-39).

* Esta gran bendición, la cual suministra el poder para testificar el nombre de Cristo, está disponible a todos los creyentes cuyos corazones se han limpiado del pecado por la sangre de nuestro Señor Jesucristo. Como la Biblia nos enseña de que nuestros cuerpos son templos del Espíritu Santo (1° Corintios 6:19-20) , que el Templo de Dios , el cual sois vosotros, santo es (1° Corintios 3:17), no es posible entonces que Dios pueda , a un vaso o un templo que está sucio, pueda llenarlo con su Espíritu Santo. En otras palabras las Sagradas Escrituras nos están diciendo que para recibir el bautismo del Espíritu Santo, la persona debe tener una vida limpia, un corazón limpio como requisito previo para esta gran bendición.

* El creyente además, para que pueda vivir una vida consagrada al servicio del Señor, y además sentir el poder y posesión del Espíritu Santo, debe constantemente, a diario, consagrar su vida libre de pecado, de contiendas, de palabras vanas y de orgullo, evitando actitudes y acciones las cuales pueden contristar al Espíritu Santo de Dios (Efesios 4:29-32; 1° Tesalonicenses 5:19).

* Los dones del Espíritu Santo, como lo demuestra el Apóstol Pablo en 1° de Corintios Caps. 12-13-14 han sido establecidos en la Iglesia por el Espíritu Santo, el cual tiene la custodia y control de ellos repartiéndolos a cada creyente, como El quiere, para ser manifestados a través de vidas consagradas en los servicios de adoración, o en la ocasión y el lugar que fuese necesario, pero sólo para la gloria de Dios y para la edificación del cuerpo de Cristo que es la Iglesia.

Resurrección

* Resurrección significa volver a la vida, restablecer, levantarse de nuevo. Aquello que descendió para muerte, se levanta de nuevo para vida.

* La resurrección de Jesucristo, es un ejemplo de esto. El nació de una virgen que descendía del Rey David, a través de su hijo Nathan, hermano de Salomón. Por ello, El nació de la simiente de David, de acuerdo a la carne, y a su vez de la simiente de Abraham y Adán, por lo cual, a través de este último, la muerte pasó a toda la raza humana. De esta forma, toda la simiente de Adán, heredó esta naturaleza caída a causa del pecado y sujeta a condenación de muerte.

* Por esta razón Cristo vivió con un cuerpo mortal, sujeto al sufrimiento y a la muerte. Su sacrificio en la Cruz del Calvario fue necesario para nuestra redención. El mismo cuerpo que colgó de una cruz, y que luego fue dejado en una tumba, fue el mismo que se levantó al tercer día en la resurrección, pero ahora glorificado. Así como Cristo es primicia en todo, así los creyentes también, que han lavado su vida en la sangre del Cordero, y le han reconocido como su Salvador Personal, como su cuerpo va al sepulcro, así también se levantarán con un cuerpo glorificado para inmortalidad.

La Venida del Señor

* Creemos en la segunda venida del Cristo a la tierra en forma inminente, personal y premilenial. La palabra inminente significa que la segunda venida de Cristo está cercana, imprevisible y que puede ocurrir en cualquier momento (Mateo 25:29-44; Marcos 13:32-37; Tito 2:13). La palabra personal significa que “el Señor mismo”, volverá (1° Tesalonicenses 4:15-18). Como dice Hechos 1:11 ” Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo”. La palabra premilenial significa que el volverá antes del Milenio, etapa durante la cual, los Benditos y Bienaventurados de la primera resurrección, vivirán y reinarán con Cristo mil años (Apocalipsis 20:4-6). Habrá dos etapas de la segunda venida de Cristo: la primera con el propósito de tomar a sus escogidos que estén preparados para el Rapto, antes de la Gran Tribulación (Mateo 24:40-44; 1° Tesalonicenses 4:13-18; Apocalipsis 3:10-11; 4:1-2), y la segunda al final de la Gran Tribulación cuando El venga con sus Santos para destruir el ejército del anticristo, para juzgar a las naciones del mundo, y para inaugurar el reino milenial (Mateo 25:31-33; 2° Tesalonicenses 2:8; Apocalipsis 19:11-21; 20:1-6). La actitud adecuada de los cristianos con respecto a la venida de Cristo, debe ser aquella de amar su Aparición (2° Timoteo 4:8), velar y orar siempre para ser encontrado digno de escapar de las cosas que vendrán sobre la tierra durante la Gran Tribulación (Lucas 21:36), orar por su Venida (Mateo 6:10; Apocalipsis 22:20), y trabajar fielmente antes que El venga (Lucas 19:13). Muchas señales apuntan a la pronta venida de Cristo. Algunas de las Escrituras que lo demuestran son las siguientes: Ezequiel 36 (el retorno de Israel a su tierra); Daniel 12:4: Nahum 2:3-4, Joel 2:28-32; Mateo 24; Marcos 13; Lucas 21:25-36; 1° Timoteo 4:1-5; 2° Timoteo 3:1-8-13; 4:3-4; 2° Tesalonicenses 2:1-12; 2° Pedro 2 y 3; y la Epístola de Judas.

Justificación por la Fe

* Creemos, enseñamos y firmemente mantenemos la doctrina Bíblica de la Justificación por la Fe solamente (Romanos 5:1; Efesios 2:8-9; Tito 3:4-7). No creemos que obras humanas o algún tipo de trabajo especial contribuirá para nuestra justificación y salvación. Estas solamente las podremos alcanzar exclusivamente sobre la base de nuestra Fe en la Sangre derramada, la resurrección y justicia Justificadora de nuestro Señor Jesucristo (Romanos 4:23-25; 5:1-11-20; 1° Corintios 15:1-4).

* Eso sí creemos en las buenas obras como producto del fruto de nuestra salvación. No es que alcancemos la salvación por ello (Efesios 2:10), pero si debemos obrar en esa forma. Cuando creemos en Jesús como nuestro Salvador, nuestros pecados son perdonados, somos justificados y entramos en un estado de justicia, no nuestra, pero sí la de Jesucristo (Romanos 4:22-25; 8:1-4).

Reconocemos como Sacramentos

* El Bautismo por aspersión para arrepentimiento; el Bautismo de los niños para consagración; y la Santa Cena instituida por el Señor, y que simboliza nuestra redención por la muerte de Cristo en la Cruz